VIDA DE VIRUS EN SUPERFICIES

VIDA DE VIRUS EN SUPERFICIES

Tanto para evitar virus como bacterias, hay que mantener una adecuada higiene en las superficies llevando a cabo su desinfección periódicamente. Los mejores aliados para estas tareas de limpieza son el agua caliente, jabón, lejía, alcohol y detergentes (en caso de superficies textiles). Según las características de cada material hay que emplear un producto desinfectante u otro para no deteriorarlo, pero que a su vez realmente se eliminen los patógenos.

Desde la llegada de la pandemia, la sociedad ha sido mucho más consciente de lo rápido y fácil que puede ser contagiarse si una superficie no está correctamente desinfectada. Los patógenos pueden quedarse y ser un foco de contagio durante días, dependiendo de diferentes factores que vamos a explicar a continuación. ¿Quieres saber cuánto tiempo viven? ¿Sabes cómo controlar una correcta desinfección de éstos?

Dentro de los patógenos encontramos diferentes tipos, siendo los virus y las bacterias los que más conocemos. Los patógenos pueden vivir en una superficie diferente tiempo si no se desinfecta, desde unas horas hasta varios días. Los principales factores que hacen que su periodo de vida varíe son:

  • Temperatura del entorno
  • Humedad del ambiente
  • Naturaleza del propio patógeno
  • Material de la superficie

Bacterias presentes en superficies

Una de las principales diferencias entre el tiempo de supervivencia entre virus y bacterias es en el tipo de superficies en las que permanecen con vida de forma prolongada. En este sentido, las bacterias viven más tiempo en superficies porosas y su capacidad de infección dura más que si la comparamos con los virus.

Las bacterias pueden desarrollar esporas, una estructura de resistencia, que les permiten alargar todavía más su tiempo de supervivencia. Sumado a las condiciones del entorno en el que permanezcan y el tipo de bacteria, su vida puede incluso a llegar a durar décadas, como ocurre con la conocida bacteria ántrax.

Aunque hay superficies en las que somos conscientes que son más susceptibles de contener bacterias -por ejemplo, un baño público-, hay muchas otras que no tenemos en cuenta y son un foco de contaminación mucho mayor. Los dispositivos móviles son uno de los objetos en cuya superficie se depositan hasta 600 especies bacterianas diferentes y lo mismo ocurre en monedas, billetes, botones de ascensor o pomos de las puertas, entre otros.

Dos de las bacterias más habituales son la salmonella y la escherichia coli. Este último provoca náuseas, vómitos, diarrea y/o dolor de estómago, ya que precisamente es en este órgano donde vive. Se aferra a superficies no porosas donde puede vivir hasta 24 horas y, en el caso de alimentos, prolifera en productos frescos, leche no pasteurizada, agua contaminada o carne picada.

Los signos de contagio del e-coli suelen aparecer a los 3 días en nuestro organismo, pero tardan en desaparecer una semana aproximadamente. Los huevos son el foco de contagio de otra de las bacterias protagonistas en el sector alimentario: la salmonella. Sin embargo, esta bacteria no solo se contagia a través de este producto, sino que podemos encontrarlo en superficies duras donde sobreviven entre 1 y 4 horas.

¿Cuánto tiempo sobreviven los virus?

Los virus prefieren aquellas superficies que no son porosas, por ejemplo, plásticos, metales, vidrio o cuero. Con respecto a las condiciones del entorno, las zonas con poca luz solar y en las que la humedad y la temperatura son muy bajas son las preferidas para su supervivencia. Pero sin duda, la superficie en la que se encuentra el virus es determinante para que siga con vida o no.

Por ejemplo, el virus estomacal puede permanecer varias semanas en superficies sólidas, aunque su capacidad de infección se reduce pasado un día. Sin embargo, si el virus se encuentra en una superficie viva, como puede ser nuestras manos o piel, solo sobreviven unos minutos. Esto ocurre en otros tipos de virus como el de la gripe; en las manos sobrevive unos 10 minutos, mientras que en una superficie no porosa pueda permanecer varios días.

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